LAS CHORRERAS DE BALASTAR, EMBLEMA NATURAL DE FARAJÁN
Entre los múltiples atractivos turísticos, culturales y medioambientales con los que cuenta el municipio de Faraján y sus alrededores, destacan dos imponentes saltos de agua conocidos como las Chorreras de Balastar.
Este espectacular y relativamente poco conocido paraje natural se encuentra ubicado al noroeste del casco urbano de la localidad, y para llegar al mismo basta con seguir la señalización de la ruta que el Ayuntamiento de Faraján ha renovado recientemente. El camino de acceso parte de la derecha de la calle principal del municipio, justo antes de llegar a la Plaza de Andalucía. El recorrido, que debe hacerse a pié, se inicia con un descenso por la vereda del Charco de unos 400 metros, punto en el que es necesario desviarse hacia la izquierda para continuar alrededor de 150 metros hasta llegar a la primera chorrera. Siguiendo las indicaciones, hay que continuar alrededor de medio kilómetro para llegar a la segunda chorrera, situada más abajo. La ruta es circular en todo su recorrido excepto en un tramo que baja a la segunda chorrera, segmento lineal que hay que recorrer a la inversa para conectar con la vereda principal de vuelta al pueblo.
Todas las personas que decidan acudir a ver esta maravilla natural podrán disfrutar de dos espectaculares saltos de agua, uno de 20 y otro de 22 metros de altura, que son debidos a la escarpada orografía del terreno que debe sortear el arroyo Balastar, cuyo nacimiento se encuentra señalizado y es posible visitarlo si nos desviamos ligeramente del sendero de las chorreras.
Además, en el entorno de las Chorreras de Balastar se pueden observar acequias de canalización y distribución de aguas excavadas en la propia roca que datan de la época musulmana, con las que los antiguos pobladores del asentamiento árabe de Balastar aprovechaban el abundante caudal del arroyo del mismo nombre. En el entorno, que se caracteriza por su relieve kárstico, destacan las zonas de bancales en las que los vecinos de Faraján cultivan sus huertos y tienen sus propios árboles frutales. También, antes de iniciar la última bajada a la primera chorrera, se pueden observar las ruinas de un antiguo molino que se servía de la fuerza del agua para realizar su labor y, por debajo del mismo, junto a la cascada, ha sido habilitada una pequeña zona de descanso a la sombra de un nogal.
En los últimos años, Faraján en particular y los pequeños municipios que forman el Valle del Genal en general están apostando de forma decidida por atraer visitantes, ya que el turismo rural se está convirtiendo en un sector en auge en la zona debido a su riqueza paisajística y medioambiental, a la amplia oferta de actividades en contacto con la naturaleza y a la exquisita gastronomía tradicional.